viernes, 18 de febrero de 2011

Carta Nº 133

Es tan difícil hablar de ti, cuando ocupaste los espacios de mis letras, los versos de aquellas mentes siniestras que se encontraban neutros entre mis ideas. Me volví masoquista de mis ilusiones, mientras tú seguías viviendo en una locura. Lamento a verme ido de esa manera, pero hay razones que me limitaron a no seguir a tu lado; la persistencia de tu pasado, tu poca madurez y algunas de tus cosas de vivir en locura. La vida nos ha dejado pasar desapercibidos, no importa el tiempo porque yo sigo aquí sintiendo tus cálidas manos rodeando mi cadera, de la manera como tu legua delineaba el borde entero de mi cara, los acentos y la gramática de algunas de tus prosas se expresan en la calidez de mi hogar, los sonidos de mi violín y los recuerdos de lo que hicimos en ese sofá en el mes de Abril.
Supiste esperarme entre tantas discusiones y adversidades, en las noches mi memoria formaba tempestades así como en las noches de tormenta donde mis dedos se entrelazaban con los tuyos, escribimos en las paredes una historia de esas que dejan leyenda.
De vez en cuando te pienso, te siento y si admito que te extraño y te sigo amando, lamento decirte esto pero es así…. El recuerdo siempre está latente como si de verdad pudiera tocarte, besarte, desnudarte con arte y acariciarte; porque para mi tú eres la perfección de una obra hecha por Dalí.
En secreto nos quisimos y en una de esas noches de tormenta, los miedos me aturdían y la pesadumbre me invadía, pero tus palabras mostraban la tranquilidad de un “Confía en mí”. Quería ser esa, la amante perfecta, la amiga, la compañera, la novia, la que entibiara tus noches sin condicionar promesa, sin pedir explicaciones y sin exigir palabras; ¿esa la recuerdas?, la del salón, la de la rima, la del infinito, la que siempre se sentó a tu lado en una de esas clases de lenguaje, solo esa. No me importaban tus secretos, ni las musas persistentes de tus sueños. Te quería así, a escondidas, de la manera como fuera. Aprendiendo a caminar por tu entre pierna hasta llegar a tu felicidad.
Me gustaba jugar con tu indiferencia; tu mirada insolente la luna todavía me la muestra, como cuando nos encontrábamos entre sabanas temerosos y tímidos , viéndonos allí; tú suspendido en mí y yo suspendida en ti. Aprendiéndome los caminos verdes de tu espalda, persistiendo en la penumbra de tus locuras y de tus acciones sin sutura.
Pero ya hoy hay cosas que nos separan y es mejor tomar distancia, todo lo hago al tiempo; al principio sentía miedo, pero ya no quiero esperar por ti, cuando las noches estaban claras y tus palabras se volvieron duras, solo guarde tus recuerdos, tu mirada en el firmamento y dejando guardada esta historia que se termino sin remedio.


Adiós Cariño mío
Att: Yo

3 comentarios:

  1. El adiós nunca es fácil, pero siempre es un nuevo comienzo…¿y por que no?, un hermoso comienzo en el que volar en libertad hacia quien sabe qué y donde, pero sintiendo esa brisa fresca envolviéndonos…

    Un placer visitarte amiga ;-)

    Muackss!!

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  2. Hola,bello blog,preciosas entradas,si te gusta la palabra en el tiempo, la poesía,te invito al mio,será un placer,es,
    http://ligerodeequipaje1875.blogspot.com/
    gracias, buena tarde, besos múltiples...

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  3. Hola, gracias por tus bermosas letras, un placer regresar a tu casa,aquí me quedo, pasa buena tarde, gracias, besos endiablados...

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Escrituras que dejan sobre ti