martes, 20 de julio de 2010

Crónicas de una Visita

"...Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa… Así es un fragmento de la oración católica “Yo confieso”. Esas fueron las palabras repetitivas de un sacerdote. Todo empezó en Galicia, España. Durante años fue el intachable sacerdote de aquella escuela. Cada terminar de lapso el sacerdote nos llevaba al río, mientras mis compañeros nadaban y se divertían; yo rezaba junto con el Padre Manolo, recitábamos las miles de canciones, sin parar, sin descanso; él con esos ojos me atormentaba…

Y así fue durante meses y años hasta que un día; al hacerse el juego de futbol mensual, en el cual celebrábamos el aniversario del colegio, en ese juego conocí a Enrique, nos hicimos amigos inseparables, incondicionales, pero de vez en cuando el Padre Manolo me llamaba hacia su sacristía; así fue durante varias noches en el orfanato. Todavía recuerdo cuando me llevaba a la capilla, con la excusa de rezar, tenia 10 años y recuerdo claramente que de rodillas me encontraba, los botones de tu sotana en mi columna vertebral. No se como soporte tantos años en esta tortura. En una de esas noches había una ola de frio que azotaba mis costillas, dejando una mancha que cobro su primera victima. Corrí al baño, no me sentía bien, al rato apareció Enrique preocupado, desconcertado, ayudándome a calmarme…

Se escuchaban unas llaves, los pasos de alguien, las puertas sonaban como si las azotaran, los pasos de alguien se escuchaban más cercanos, las puertas de cada cubículo fueron pateadas una por una, hasta llegar a nuestro escondite, donde Enrique y yo nos encontrábamos. Era el Padre Manolo, con sus alaridos y amenazas me saco del baño, amenazando y manipulando a Enrique a su antojo. A los pocos días me di cuenta que Enrique ya no estaba en la escuela y buscando una respuesta de su partida la cual nunca encontré… Pasaron los años y empecé a trabajar en aquel cine, al que íbamos Enrique y yo, aquellos recuerdos, pero después de 20 años ya no era un cine, se convirtió en aquel bar donde yo era un Travestí, interpretando a la Diva de la Noche.

De niño escribía y decidí hacer la historia de “LA VISITA”. Necesitaba dinero y vivía con mi hermano Juan en Valencia-España, tome el teléfono y marque al Padre Manolo, chantajeándolo con la publicación de esta historia, en donde él ya no era un sacerdote, formaba parte de una editorial, estaba casado y con hijos. Al enterarse de esto lo cite, yo era un Travestí, completamente un Travestí, le dije la situación y mi hermano salió de la habitación; me di cuenta de ese juego de miradas entre ellos, no preste atención, solo quería el dinero. Sus visitas fueron mas frecuentes, tuve que irme de viaje y en ese tiempo su complot fue estratégico para sacarme del camino… Nunca supe lo que tramaban solo se que de su camino me sacaban, antes de que ocurriera termine la historia, las cartas a la presa y a su esposa. Empecé a escribir a Enrique y solo logre escribir “lo conseguí”, hay mi vida se torno gris y mi historia llego a su fin, luego de consumir la droga que decidió mi destino"

La visita

Escrita por Ignacio

La historia termino en manos de Enrique enviado por Juan el hermano de Ignacio, ambos tuvieron algo, pero esa historia fue rodada en un cortometraje… Y el acoso del Padre Manolo hacia Juan no fue muy agradable, sacándolo del camino y así terminar sus historias…


Historia escriba por Pedro Almodóvar, Año 77 La Mala Educación.

2 comentarios:

  1. Guao :o
    Sorprendete Historia!!!
    sin palabras!!!
    no tengo nada que expresar para semejante barbarie . . .

    Atte: Una Amiga. . .

    ResponderEliminar
  2. Hola Vero! Wow que historia, siempre nos presentas cosas realmente interesantes como la de hoy.

    Un saludo enorme!

    ResponderEliminar

Escrituras que dejan sobre ti