lunes, 21 de noviembre de 2011

Utopía

De los sueños que me invente,
de las cartas sin escribir tatuadas en mi piel.
La flor amarilla
que colgaba de mis dedos
y esa vela que sostenías en tus manos
en aquella habitación fría
de un motel cualquiera,
soplando el viento que entraba
por la ventana en contra de nuestras caras,
una lenta lluvia de renuncias
y perdones que de la ventana asomaban.
En la Utopía de mis sueños
tus labios son de un sabor dulce,
de las manías
de tu única perfección premeditada,
de mis zapatos rotos
y sin saber sujetar mis trenzas,
y con esa negativa de aceptar lo inaceptable.
Las cartas que no te mostré,
ni tus amores con demora,
cuando las agujas del reloj
corren sin demora,
pronunciando ese delirio que se asoma
y esas malditas ganas de recordarte
que malgastan mis memorias.
De la distancia de sus manos a las mías,
semejando en donde el cielo
nacía perdido de alegría… En la Utopía de mis sueños no pasaría.
No haces falta ahora,
destrozando las auroras,
recordando lo bonito que fue aquello.
Porque no estábamos enamorados,
hacíamos el amor
con un virtuoso desapego y crítico,
cayendo en un silencio que al final
de cada encuentro conversábamos
en miradas y risas
que entibiaban el ambiente;
nos mirábamos
y sentíamos que eso era
la caducidad de nuestro tiempo.

1 comentario:

  1. Y así son nuestros sueños, esos que forjamos a veces entre paredes de frágil cristal…
    Ése, nuestro riesgo de inventar y creer en los sentimientos, el que ellos, muchas veces traicioneros, sientan en libertad, dejando tan solo un alo de fantasías vividas…

    Precioso amiga, una vez mas me deleito con tus palabras y tu sentir…

    Muackss!! ;-)

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